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¿Cómo influyen nuestros hábitos de consumo en la crisis ambiental?

Cada vez que elegimos un producto en una góndola, estamos tomando una decisión que trasciende lo personal. Nuestros hábitos de consumo tienen un impacto directo sobre la crisis ambiental global, y la buena noticia es que también pueden ser parte de la solución.



Uno de los aspectos más visibles es la cantidad de residuos que generamos. En una sola compra podemos acumular decenas de envoltorios primarios —los que están en contacto directo con el producto— que, al momento de descartarlos en casa, ocupan un gran volumen en comparación con lo que efectivamente usamos o consumimos. Elegir productos con menos envases, retornables o reciclables, ayuda a reducir esta carga.


También es importante mirar más allá del envase: la procedencia del producto influye en su huella de carbono. Este indicador mide la cantidad total de gases de efecto invernadero emitidos directa o indirectamente a lo largo del ciclo de vida de un producto o actividad, y se expresa en kilogramos de CO₂ equivalente. Un alimento que viaja miles de kilómetros para llegar a nuestro plato genera emisiones vinculadas al transporte y a la refrigeración. Elegir productos locales y de estación es una manera concreta de reducir ese impacto, al tiempo que se apoya a productores nacionales y se fomenta una economía más circular.


Pero ¿qué pasa con los residuos cuando reciclamos? En Uruguay, el plástico PET —como el de las botellas de refrescos— se recolecta, se limpia y puede transformarse en nuevos envases. El papel y el cartón reciclado se convierten en embalajes, papel higiénico o cuadernos. Y el aluminio, como el de las latas, se recicla prácticamente sin pérdida de calidad y puede reintroducirse infinitamente en nuevos productos, con un consumo energético muy bajo en comparación con su producción original. VERDE apoya empresas como ABITO, que trabaja en la gestión responsable de residuos para edificios, empresas y organizaciones.


Cada pequeña acción, como elegir una botella retornable, llevar una bolsa reutilizable o leer las etiquetas para conocer el origen del producto, es una oportunidad para reducir nuestra huella ambiental.


Consumir con conciencia es una buena forma de actuar frente a la crisis ambiental. Porque, aunque parezca que nuestras decisiones individuales son pequeñas, cuando se multiplican por miles de personas, hacen una gran diferencia.


Bioq. Inés Tiscornia


 
 
 

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