Todo lo que nos rodea tiene algún tipo de energía. De los recursos naturales podemos obtener la energía utilizable para nuestras actividades: los transportes (autos, trenes, barcos, aviones); la fuerza motriz (los motores de combustión); la iluminación (lámparas o luz natural); la conservación de los alimentos (heladeras y congeladores); la cocción de los alimentos (cocinas, hornos), la ambientación de nuestros hogares (calefacción, refrigeración). Los recursos más destacados son: la luz solar, el petróleo, el viento, la biomasa y el gas. Pero existe una diferencia en estos tipos de energía: algunas son de fuentes renovables y otras no renovables. ¿Qué implica esta diferencia? La energía renovable es aquella que en un período de tiempo breve -en un orden de magnitud a escala humana- vuelve a estar disponible en una cantidad similar a la que se ha utilizado. Algunos ejemplos son la luz solar, la fuerza de los vientos o la energía producida a partir de biomasa (corteza-lignina, residuos). La energía no renovable se refiere a fuentes de energía que se encuentran en cantidades limitadas en la Tierra y no pueden regenerarse a una velocidad comparable a su consumo humano. Estas fuentes de energía se formaron a lo largo de millones de años a partir de procesos geológicos y biológicos, y su disponibilidad es finita. Las principales fuentes de energía no renovable incluyen los combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas natural, así como la energía nuclear.

Los combustibles fósiles liberan grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero cuando se queman para generar energía. Estas emisiones contribuyen al cambio climático y al calentamiento global. En contraste, las energías renovables generan energía sin emisiones significativas de gases de efecto invernadero durante su operación. Por otro lado, la quema de combustibles fósiles emite contaminantes atmosféricos que contribuyen a la contaminación del aire y a a lluvia ácida. Además, las operaciones de extracción y procesamiento de combustibles fósiles pueden provocar derrames de petróleo y liberación de productos químicos tóxicos al ambiente.
En cuanto a la generación de residuos, la quema de combustibles fósiles produce cenizas y otros desechos contaminantes, mientras que las energías renovables generan menos residuos. Sin embargo, algunas tecnologías de energía renovable como las baterías utilizadas en sistemas de almacenamiento de energía, están generando residuos problemáticos para el ambiente.

El consumo energético en el mundo ha aumentado considerablemente en los últimos años, poniendo en crisis las bases del Desarrollo Sostenible. Dado su potencial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y su contribución a la sostenibilidad energética, las fuentes de energía renovable son una parte fundamental de los esfuerzos para abordar los desafíos ambientales y climáticos globales.
Por su paisaje de penillanuras y su costa oceánica y fluvial, Uruguay tiene una ubicación ideal para la generación de energía solar, eólica e hidráulica, y en la última década se ha posicionado como uno de los países con una mejor transición energética hacia las fuentes renovables, tanto en la región como en el mundo.
Bioq. Inés Tiscornia
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