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¡Con todas las obligaciones que tengo no puedo bajar el ritmo!

La filosofía Slow living nos enseña a disfrutar más del momento presente, a ir mas lento, para ser más felices.



El movimiento Slow life podríamos definirlo como una corriente cultural, de alcance mundial, que promueve la desaceleración de nuestro actual estilo de vida rápido . Su objetivo consiste en intentar gestionar nuestro propio tiempo en vez de vivir sometidos a la tiranía de la inmediatez. Por eso, la cultura slow prioriza las actividades que buscan el desarrollo integral de la persona. Nos referimos a comer con amigos o la familia, dar un paseo por la playa, salir a dar una vuelta en bici un día de sol o dormir una siesta. Actividades naturales y fundamentales que muchas veces quedan enterradas por falta de tiempo.


No significa que tengamos que dejar de lado las responsabilidades, si no buscar un punto de equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu. Para ello primero hay que detenerse, analizar qué estamos haciendo con nuestra vida, decidir hacia dónde queremos ir y hacer los ajustes necesarios para lograrlo.


Quienes lo practican afirman que el slow living te ayuda a ser más feliz. Porque requiere poner un freno, reajustar y seguir avanzando con las ideas y los objetivos de vida mucho más claros. Y si tu meta es ser más feliz, abrazar el movimiento slow sería un muy buen punto de partida.


El objetivo del slow life apuesta por revisar aspectos tan fundamentales y cotidianos como el descanso, la comunicación, la alimentación, las relaciones con nuestra pareja, familiares y amigos. Incluso hace referencia a nuestro nivel de conciencia y gratitud con todo lo que nos rodea.


Claves para poner en práctica la filosofía slow life:

1-No somos máquinas. Aléjate del “hacer por hacer”. Descubre tu ritmo, síguelo y trabaja a una velocidad moderada, pero con pausa. No hagas las cosas de manera automática. Acuérdate de tomarte tu tiempo para planificar, organizar y priorizar las tareas. Que una cosa salga detrás de la otra. Y recuerda descansar. Hay veces que un parar a tiempo resulta ser el empuje necesario para terminar ese trabajo o proyecto que tenemos por delante.


2- Recupera las comidas sin el celular y sin televisión. Si puedes, comer en compañía de otras personas mientras disfrutas de la charla. Si no, simplemente saborea los alimentos en solitario masticando bien cada bocado. De esta manera tu cuerpo procesará la señal de saciedad antes y te ayudará a equilibrar tu peso. ¿No te gusta la idea de volver a la costumbre de sentarse a la mesa con cubiertos y en compañía?


3- Compensa los picos de trabajo o de obligaciones por actividades relajantes como el salir a correr, el yoga, la lectura, meditación, las manualidades o un viaje en pareja. Busca pasatiempos que te inviten a la pausa y la reflexión. Dale a tu mente desconexión después de un período de estrés.

 

4-No hace falta abandonar la ciudad e irse a un bosque a vivir. Está comprobado que en los entornos urbanos y virtuales los niveles de ansiedad y el estrés suben. Existe una patología llamada “trastorno por déficit de naturaleza”. Pero podemos revertir este efecto saliendo a pasear por zonas verdes o haciendo ejercicio en entornos naturales. De hecho, el agua y la vegetación son magníficos ejemplos del slow life.

 

Parar, respirar y sentarse un instante en el pasto, compruébalo tú mismo, algo tan sencillo tan vivo y lento, qué hará que bajes el ritmo y te reconectes.


Por un ritmo más lento y una vida saludable


Tec Lorena Viera



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