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Medimos la huella de carbono

Actualizado: 23 ago 2022

Hoy más que nunca, somos conscientes del impacto de nuestras acciones. Inundaciones, incendios, alimentos poco nutritivos, agua y aire contaminados son algunas de las consecuencias de un uso poco responsable de los recursos que la tierra pone a disposición.


Una persona puede vivir sin comida por un poco más de un mes, sin agua por 3 días, sin embargo sin oxígeno, tan solo en pocos minutos la mayoría de las funciones vitales se verían afectadas y perderíamos la vida.


Nuestra capacidad de respirar, es lo que nos mantiene con vida, y conectados a este hermoso planeta. Y es la atmósfera la que mantiene un balance milagrosamente delicado de gases, que le permiten al planeta alojar la vida brindándonos temperaturas y condiciones ideales para vivir.


Durante el siglo pasado en nuestro afán de acelerar el desarrollo del ser humano, decidimos hacer uso de las reservas energéticas del planeta, los tan aclamados combustibles fósiles. La explotación de estos recursos nos trajo innumerables beneficios, así como también un desequilibrio de esa delicada combinación de gases que componen nuestra atmósfera.



Este desequilibrio está causando un cambio climático sin precedentes con una magnitud tal que pone en riesgo la vida, no solo de nuestra especie, sino también de las especies que nos rodean.


Debido a esto, es importante que cada persona, así como las organizaciones que habita, tomemos conciencia de que tantos gases de efecto invernadero estamos emitiendo a la atmósfera.


La comunidad científica internacional, con más de un 95% de consenso, ha alertado a la población mundial, que de no mantener la concentración atmosférica de CO2 por debajo de las 350 ppm (partes por millón), corremos el riesgo de que la temperatura media global supere los 1,5 grados centígrados, desestabilizando la vida sobre el planeta. (ya estamos en 412 ppm lamentablemente).


Es trabajo de todos los que usamos energía y liberamos gases de efecto invernadero a la atmósfera, ser conscientes de ello, y buscar las medidas adecuadas para compensar nuestras acciones, o mejor aún, llevar a cabo acciones que nos permitan revertir este proceso y convertirnos en actores de regeneración.


Medir nuestra huella de carbono nos permite cuantificar nuestro impacto, y definir medidas para convertirnos en agentes de cambio positivo, revirtiendo estas acciones que de no ser controladas, ponen cada vez más en riesgo nuestras vidas y las de quienes nos rodean

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