Se acerca fin de año, momento para reflexionar sobre lo que hicimos y lo que no hicimos en el año actual, y ponernos objetivos para el siguiente. Aquí les proponemos que uno de esos objetivos sea incorporar el compostaje en casa.
Cuando se habla de compostaje, lo primero que surge es que tiene mal olor, y que se precisa espacio y tiempo para poder hacerlo. Hoy les vamos a contar la otra cara del compostaje en casa, y ayudar a derribar estos mitos, para dar herramientas que los impulsen a incorporar esta buena práctica para tener un mejor ambiente para todos.
El compost es un abono que se obtiene a partir de residuos orgánicos tales como restos de frutas y verduras, café, té y mate, cáscaras de huevo, pasto, hojas, raíces y pétalos. Estos residuos constituyen entre el 40-50% de los residuos domiciliarios, por lo que hacer compost en casa es una acción concreta para dar un nuevo destino a estos residuos. Además, logramos un producto útil que podemos usar en nuestro huerto o jardín, mejorando la calidad y fertilidad de la tierra.
Paso 1. Encontrar una opción que se adapte a nuestra realidad.
¿Cómo elijo mi compostera?
El objetivo es adaptar el diseño a las necesidades de cada familia y, en lo posible, reutilizar algo que tengamos en casa, pueden ser cajones de verdura, baldes de pintura, o similar. Es importante hacer agujeros para que el líquido pueda drenar. También se pueden comprar prontas. Dependiendo de la cantidad de integrantes de la familia y el consumo de frutas y verduras, será el tamaño de la compostera a elegir.
Paso 2. Adquirir el hábito de separar los residuos compostables.
Cuando estamos cocinando tenemos que prestar atención y separar restos y cáscaras de frutas y verduras, café, té, mate, y cáscaras de huevo. Rápidamente nos acostumbramos y muchos se sorprenden de cómo cambia la cantidad de residuos que llevamos al contenedor. Se pueden separar en un recipiente o se pueden tirar directamente a la compostera a medida que los vamos generando.
Paso 3. Compostera funcionando.
El proceso de compostaje involucra microorganismos vivos presentes en la tierra que se encargan de la descomposición de estos restos vegetales (en algunos casos también participan lombrices). Por este motivo, tenemos que dar tiempo para que el sistema funcione, e ir haciendo pequeños ajustes en la cantidad de residuos que tiramos, la aireación, y humedad, hasta encontrar el equilibrio óptimo para nuestro sistema. Tenemos que ir paso a paso, de un día para otro nuestra compostera no va a poder procesar todos los residuos que generamos, hay que empezar con 1 o 2, por ejemplo yerba y cáscaras de fruta, e ir controlando cómo se van degradando (se hacen marrones hasta que dejan de ser visibles). Si tiramos mayor cantidad de residuos de los que se pueden degradar, se genera otro tipo de descomposición que genera mal olor. Lo mismo sucede si hay demasiada humedad o si no aireamos (mezclando con un rastrillo). Es un proceso de adaptación y aprendizaje muy interesante para realizar a nivel familiar, que nos permite tomar consciencia de la cantidad de residuos que generamos y cómo con nuestras acciones cotidianas logramos grandes cambios.
Aquellos que quieran sumar este objetivo 2022 encontrarán mayor información en nuestra Guía de Buenas Prácticas Ambientales.
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